Un militar se juega tres años de cárcel por el puñetazo que mató a un taxista en Zaragoza

La agresión se produjo en plena plaza de España y la víctima, de 41 años, pasó 43 días en coma en la uci antes de morir.

La agresión se produjo en la esquina de la plaza de España con la calle de los Mártires de Zaragoza.
La agresión se produjo en la esquina de la plaza de España con la calle de los Mártires de Zaragoza.
Guillermo Mestre

ZARAGOZA. HERALDO. M.A.COLOMA.- El titular del Juzgado de lo Penal número 4 de Zaragoza acaba de señalar para el próximo 28 de noviembre el juicio contra el militar canario José W. D. P., de 32 años, autor de la agresión que se produjo en la madrugada del 29 de enero de 2020, festividad de San Valero, en plena  plaza de España de la capital aragonesa y que acabó costando la vida al taxista Cristian F. S., de 41 años. La víctima encajó un único puñetazo, pero este le hizo caer al suelo y sufrió un severo traumatismo craneoencefálico que lo mantuvo 43 días en coma inducido en Hospital Miguel Servet. Y el 13 de marzo de ese año, justo un día después de salir de la uci, le sobrevino una insuficiencia respiratoria agua que produjo su fallecimiento.

Ni agresor ni víctima se conocían, pero ambos estaban aquella noche de copas con sus respectivos amigos en el Gran Café Zaragozano. Pese al tiempo transcurrido, todavía no está claro el motivo, pero pasadas las 2.00 se produjo una discusión entre ambos grupos que obligó al personal del establecimiento a echar a la calle a todos. Una vez fuera, justo en la esquina de entrada del Tubo, el militar del Regimiento de Pontoneros de Zaragoza asestó un fuerte puñetazo en la cara al taxista. La agresión fue recogida por las cámaras de seguridad tanto del pub como de La Pulpería, un restaurante ubicado a escaso metros.

Un policía nacional libre de servicio que estaba casualmente allí observó que José W. D. P. tenía una actitud especialmente agresiva y llegó a dirigirse a él, mostrarle la placa y pedirle que se calmara. Pero el militar ignoró sus indicaciones y siguió discutiendo e increpando a Cristian F. S. y a su amigo Alejandro P., que también resultó lesionado, pero de carácter leve.

El agresor fue detenido y la Fiscalía pidió para él prisión provisional cuando declaró en el juzgado de guardia. Sin embargo, el magistrado que lo interrogó entendió que, dado su arraigo y al no existir riesgo de reiteración delictiva, no cabía adoptar una medida tan severa contra el investigado, que quedó en libertad provisional.

Concluida la instrucción del caso, la Fiscalía ha calificado los hechos como un delito de homicidio por imprudencia grave en concurso ideal con otro de lesiones por los que pide una condena de 3 años de prisión y una multa de 480 euros. El fallecido vivía con su madre, para la que solicita ahora una indemnización de    100.000 euros. Cantidad que la acusación particular, a cargo del letrado José Luis Melguizo, propone que se doble.

La defensa, que corre a cargo de los abogados Enrique Trebolle y Francisco García Berenguer, mantiene que su cliente no tenía ninguna intención de causar esta desgraciada muerte y que el alcohol y la fiesta fueron elementos determinantes.

Tras los hechos, el militar solicitó una excedencia voluntaria en el Ejército de Tierra, que está ahora a la espera de lo que suceda en el juicio. Porque la condena del encausado supondría su automática expulsión de las Fuerzas Armadas.

El segundo soldado investigado no se sentará en el banquillo

Las grabaciones de las cámaras de seguridad fueron determinantes para el esclarecimiento de la agresión que causó la muerte del zaragozano Cristian F. S., de 41 años. Y fue precisamente en estos vídeos en los que se apoyó la acusación particular, que representa a la madre del fallecido, para solicitar a la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Zaragoza que investigara a un segundo militar: Antonio M. T., quien acompañaba la noche de autos al principal acusado, el también soldado José W. D. P.

El abogado José Luis Melguizo entendía que del visionado de las grabaciones y de las declaraciones de algunos testigos podía entenderse que había sido Antonio M. T. quien había iniciado el altercado. Sin embargo, cuando compareció como imputado ante la juez, el militar no aclaró mucho, ya que dijo que no recordaba absolutamente nada y se limitó a confirmar que aquel día habían estado de celebración con un grupo de compañeros del cuartel. Finalmente, no se han presentado cargos contra este hombre, por lo que no se sentará en el banquillo de los acusados.