Maniobra de Uber para equiparar sus coches al taxi pintándolos de blanco

IGNACIO CASTILLO, PRESIDENTE DE LA PLATAFORMA CARACOL, DENUNCIA QUE LOS EMPRESARIOS DE ESTOS SERVICIOS CONTRATAN CONDUCTORES PARA “EXPLOTARLES”

El nuevo capítulo de la batalla entre el sector del taxi y las empresas VTC tiene al color de sus vehículos como protagonista. En algunas ciudades españolas, Uber ha cambiado su característico color negro por el blanco, una maniobra que, para los taxistas, supone un claro intento de equiparar ambas actividades y que consideran beneficia a gobiernos como el de Madrid, cuya intención es liberalizar estos servicios.

 

MADRID. EL CIERRE DIGITAL. ALBERTO BUENO.- La batalla entre el sector del taxi y las plataformas VTC se encuentra muy lejos de llegar a su fin. La principal causa de esta guerra es que los taxistas de nuestro país consideran que existe una “competencia desleal” por parte de las VTC, ya que la gran cantidad de licencias que se emiten para este tipo de empresas, las jornadas laborales de más de ocho horas y las malas prácticas como el subarriendo, la cesión o el traspaso de la explotación de las licencias suponen un grave perjuicio para los trabajadores del sector del taxi.

Otra de las causas por la que los taxistas solicitan la intervención del Gobierno para regular correctamente el servicio de las empresas VTC es la búsqueda de clientes por parte de sus trabajadores. Las licencias VTC obligan a contratar con antelación el viaje del cliente, por lo que sus conductores no están autorizados a circular por las carreteras en su busca, aunque una gran cantidad de taxistas afirma que las empresas VTC realizan esta actividad de forma clandestina.

La última polémica que ha surgido en esta batalla es el color de los vehículos de este tipo de empresas. A lo largo de los últimos años, los vehículos han resultado fácilmente reconocibles en nuestro país. En la mayoría de los territorios de España, los taxis se relacionan con el color blanco, aunque hay algunas excepciones, como es el caso de Barcelona, en la que son negros y amarillos. Por su parte, los vehículos de las empresas VTC han utilizado el color negro como identificador aunque, recientemente, en ciudades como Madrid, han decidido utilizar el blanco, un movimiento que ha levantado las sospechas entre los taxistas.

Vehículo de empresa VTC de color blanco.

Ignacio Castillo, presidente de la Plataforma Caracol del Taxi considera que esta “es una estrategia para tratar de equiparar los taxis y los VTC”, un movimiento que en el sector se conoce como “taxificar los VTC y Uberizar los taxis”. Este movimiento ha sido impulsado por las empresas VTC pero, tal y como explica Castillo, “al Gobierno de Madrid le viene bien, ya que favorece la liberalización de este servicio, que es lo que ellos quieren”.

El principal escollo que se encuentra esta iniciativa de liberalizar un servicio de transporte como es el taxi, es la Directiva Bolkestein. Esta norma, utilizada para establecer la libre prestación de servicios en la Unión Europea, descarta la posibilidad de liberalizar los diferentes medios de transporte urbanos, incluidos los taxis. De esta forma, el Estado que intente realizar esta estrategia se arriesga a recibir demandas patrimoniales que pueden traducirse en sanciones y multas millonarias. De hecho, el presidente de la Plataforma Caracol del Taxi ha confirmado a Elcierredigital.com que este tipo de demandas por parte de los taxistas ya se han producido.

En cuanto a la guerra que se vive entre estos dos sectores, Castillo explica que “no es una guerra de taxis contra VTC, sino una guerra entre los taxistas y cuatro empresarios que acaparan más de 90% de las licencias VTC y que se creen más listos que nadie”, y  considera que “todo viene del taxi”, pero como el 78% de licencias pertenecen a autónomos, estos empresarios que contratan conductores para “explotarles” no representan un porcentaje significativo y por eso aprovechan las empresas VTC para hacerlo.

Publicidad de Uber en un Taxi.

Pese a que el porcentaje de taxistas que trabajan contratados durante un mayor número de horas de las permitidas no es elevado, sigue representando un grave peligro para los trabajadores, ya que “a partir de las 40 horas semanales, el dinero que ganan lo dejamos de ganar nosotros”. De hecho, este tipo de conductores “son cómplices, porque al hacer tantas horas ganan mucho dinero y fomentan la verdadera guerra que vivimos”, concluye Ignacio.

Si este afán de liberalizar estos transportes continúa, el riesgo de que el Gobierno se enfrente a más demandas patrimoniales es elevado, por lo que el desarrollo de este conflicto afectará a todos los ciudadanos de nuestro país.