Esto es lo que cuesta golpear a un taxista: 615 euros

El taxista Cristo García, que fue agredido en febrero, recibirá una compensación de 135 euros por la cervicalgia sufrida a causa de los golpes

Parada de taxis.

 

 

 

 

 

 

 

 

LAS PALMAS. CANARIAS7. JAVIER DARRIBA.- El magistrado-juez del Juzgado de Instrucción 7, Javier García García-Sotoca, ha condenado a la autora de la agresión a un taxista al pago de 615 euros. De esta cantidad, 480 euros son en concepto de multa por los delitos leves de lesiones y amenazas; y otros 135, que son los que percibirá finalmente el agredido, en concepto de indemnización «por los días que tardó en curar de lesiones». Aparte de esto, la agresora tendrá que pagar las costas, cuya cuantía no está fijada todavía.

La sentencia no es firme y cabe la interposición de un recurso de apelación.

Los hechos sucedieron en febrero. El relato que el taxista, Cristo García, expuso entonces en CANARIAS7, situaba la incidencia en la primera hora del domingo 12 de febrero. Eran las 07.30 horas, cuando la licencia municipal que conduce García abrió las puertas a una clienta en la parada que está habilitada en el parque de San Telmo.

El destino era La Paterna. En ese momento, de acuerdo con la versión del taxista, le dijo que estaba teniendo problemas con la TPV -el datáfono que permite el abono con tarjeta-, a lo que la clienta contestó que no había ningún problema.

Sin embargo, al poco de arrancar, cuando iba por el hotel Parque, la pasajera lo increpó de malos modos y lo insultó: «¡Cabrón, hijo de puta, tienes la obligación de tener la TPV!».

Y empezó a sentir una lluvia de golpes desde el asiento trasero del taxi.

El magistrado se ampara en el informe médico forense que objetiva «unas lesiones -cervicalgia- compatibles con la mecánica de la agresión descrita por el ofendido, y es que la acusa le lanzó diversos puñetazos por la espalda, golpeando en la trasera del asiento del conductor».

La condenada, D.P.V., «con un discurso atropellado, con vestes un tanto bizarras, ha venido a corroborar lo dicho por el denunciante, si bien, mor del legítimo derecho de defensa, en lo que vendría a ser el envés de las versión de Cristo Jesús, o si se quiere, la otra cara de la misma moneda; así, por ejemplo, no deja de llamar la atención que haya reconocido lo de dar golpes, si bien, matizó que al asiento, y no a la espalda del conductor a través del asiento».

«En definitiva», concluye García García-Sotoca, «la versión del trabajador del taxi, en el cual no atisbo motivo espurio alguno, me ha parecido harto creíble, por lo que entiendo enervado el principio constitucional de inocencia que constitucionalmente asiste a la encausada».

Por eso, impone a la autora dos multas de ocho euros al día, por un mes, tanto por el delito de lesiones como por el de amenazas, que debe pagar al Estado. Y le añade 135 euros que debe pagar en concepto de indemnización a Cristo García por los tres días en que le costó recuperarse de la cervicalgia.

La cuantía rebaja las peticiones de la Fiscalía, que había solicitado la imposición de dos multas de 480 euros cada una.

Anima a denunciar

«Resulta barato en esta ciudad agredir y amenazar a un taxista, pero es la ley que tenemos y que debemos respetar», reaccionó este lunes el taxista agredido, quien entiende, no obstante, que el valor de esta sentencia es conseguir que otros profesionales del sector también se atrevan a denunciar casos como el suyo.

«Yo estoy animando a los compañeros a denunciar cualquier agresión o robo», expone. De hecho, asegura que, tras dar a conocer su caso, muchos taxistas le han hecho llegar situaciones en las que se ha visto comprometida su seguridad. «Pero yo les digo que ya no hay excusas para no denunciar», insiste.

Taxistas como Cristo García han hecho público en los últimos meses la situación de inseguridad que se está viviendo en el sector. «Se siguen produciendo casos pero la gente no denuncia, lo cual es un error», dijo.

Los taxistas han venido demandando posibles soluciones como prohibición de uso del asiento delantero del taxi; el refuerzo de la presencia policial, en especial en las paradas con más demanda o en las que se registren mayores problemas; la instalación de cámaras de videovigilancia en el interior de los taxis para identificar a los autores de agresiones y robos; o la colocación de mamparas de seguridad.