Tres años de estudio y 25.000 calles: así se sacan la licencia de taxi en Londres
* Los británicos deben superar un dificilísimo examen para el que se preparan a conciencia
LONDRES.- Para los que sacarse el carnet de conducir les costó más de un disgusto, plantearse pasar tres años de media estudiando calles y avenidas puede resultar lo más desagradable del mundo. Sin embargo, es el tiempo estimado que los taxistas de Londres tardan en conseguir la licencia que les permite transportar pasajeros en uno de los famosos «cab» de la capital británica.
Para superar el «Knowledge»–nombre que recibe el examen de los taxistas– hay que tener buena memoria. El centro de la ciudad londinense cuenta con un total de 25.000 calles que se deben conocer al detalle. En la escuela de prácticas Knowledge Point School, los alumnos estudian las mejores opciones para trasladar a un cliente de un punto A hasta un punto B. Si los futuros taxistas se equivocan, dudan, tardan en dar la respuesta o no son amables, suspenden.
Pero ahí no acaba el «suplicio» de los conductores que desean añadir un nuevo vehículo a los más de 25.000 taxis que ya circulan por las calles de la ciudad del London Eye. También han de saber ubicar los restaurantes, hospitales, estaciones o edificios comerciales que hay en un radio de 400 metros desde el lugar de recogida o destino solicitado.
Toda una hazaña que intentan superar de las maneras más originales. Algunos de los alumnos recurren a las reglas mnemotécnicas para recordar cuáles son las mejores rutas. Otros prefieren pasear una y mil veces por la ciudad con los mejores taxis del mundo según los internautas y conocer hasta el último de sus rincones. De hecho, los propios taxistas coinciden en que es imposible retener el mapa londinense en la memoria si no se dividiera en lo que se conoce como «callejones». El callejero de Londres cuenta con 320 de estos pequeños tramos de vías entrecruzadas sin los cuales sería muy complicado poder recorrer en poco tiempo los 10 kilómetros de radio desde Charing Cross Road –punto más céntrico de la ciudad– que deben conocerse para conseguir la licencia de taxi.
Orígenes del «Knowledge»
El establecimiento de 10 kilómetros como distancia fijada no es aleatorio. La historia sigue estando muy presente en los taxis de Londres desde que en 1850 se estableciera por primera vez el «Knowledge». De hecho, muchas de las normas que siguen vigentes están basadas en los carruajes tirados por animales antecesores de los actuales «cabs». El recorrido de 10 kilómetros era el máximo que un caballo podía aguantar sin parar a descansar, y de ahí que se sigan manteniendo para el examen de hoy en día. Además, existen otras normas que todavía perduran. Por ejemplo, la cabina trasera de los taxis debe ser lo suficientemente alta como para que quepa un «gentleman» con la chistera puesta o lo bastante ágiles como para poder hacer un giro de 360 grados en un diámetro no superior a 7,6 metros.
Los taxis se fabrican a medida
Estas exigencias son muy severas, por lo que los taxis de Londres se fabrican a medida en Coventry, a unos 100 kilómetros de la capital por la que circularán una vez terminados. Con 3.000 puntos de soldadura, dos capas de pintura y un paso por el horno durante veintisiete minutos a 80 grados, los coches están listos para ser conducidos una vez superado el temido examen.
La última prueba del «Knowledge» es oral y tiene lugar en la Public Carriage Office. En quince minutos, los alumnos deberán determinar la mejor ruta para tres recogidas y destinos diferentes de entre 100.000 posibilidades. Si lo superan, conseguirán la ansiada licencia. Si no, se consolarán con saber que, al menos, su hipocampo habrá aumentado de tamaño agudizando su sentido de la orientación.