El fiscal pide 27 años de cárcel al acusado de haber matado a un taxista en Ponferrada
LEON. DIARIO DE LEON. MIGUEL ANGEL ZAMORA. La representante del Ministerio Fiscal solicitó ayer una pena de 27 años de prisión para Pedro Rozas Álvarez, al que considera coautor del crimen del taxista de Ponferrada José Miguel Alves Merayo, que el 19 de agosto del 2008 murió de un disparo en la nuca en el transcurso de un atraco: «Puede parecer que es una condena muy grande, pero es poco para lo que todavía queda porque habrá que ver si en Salamanca también piensan que es inocente». El imputado es sospechoso de haber participado en otro atraco a un taxista y a un marmolista en la capital charra, aunque en aquellos casos, las víctimas lograron salvar la vida pese a ser tiroteadas por su compañero. Ambas causas todavía permanecen abiertas.
La fiscal se expresó en estos términos durante la lectura de su informe definitivo sobre la acusación abierta contra el único imputado aún vivo en este caso. El autor material del disparo, Florencio Domínguez, falleció a los cuatro meses de los hechos en el Centro Penitenciario de La Moraleja en Palencia.
El Ministerio Público propone 20 años por asesinato, cinco por robo con violencia, casi dos años por tenencia ilícita de armas y una multa por el hurto de un delito de vehículo a motor en grado de tentativa. Cree probado que los acusados solicitaron a la víctima que les llevara desde Ponferrada hasta Bembibre. Al llegar a Las Ventas de Albares se desviaron hacia un descampado, donde el taxista recibió un tiro en la cabeza por la espalda para robarle la recaudación y luego huyeron a pie, al no ser capaces de arrancar el taxi, que también intentaron llevarse.
«A Pedro le habrían descubierto igual aunque no hubiera confesado, había demasiadas pruebas. Miente cuando dice que no sabía lo que iba a ocurrir, habían cometido dos delitos idénticos en Salamanca veinte días antes. La Policía lo ha calificado de «réplica» y es una definición perfecta».
Explicó sus argumentos para calificar el delito de asesinato y no homicidio: «Pasaron cuatro horas hasta que se descubrió el cadáver del taxista, o sea que el descampado estaba suficientemente apartado como para que nadie les viera. La herida de bala era mortal de necesidad, la víctima no tuvo posibilidad de defenderse. Hubo alevosía».
La tenencia ilícita de armas es factible «porque tenía acceso a la pistola aunque no la tocara» y la ingesta de drogas insignificante: «Su hermana ha dicho que fumaba algún porro ocasional». Tampoco aceptó ala fiscal la opción del miedo insuperable: «No le han quedado secuelas. No apretó el gatillo pero es igual de culpable que el que lo hizo», resumió.
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