El pasajero del taxi salmantino, donde fue asesinado su conductor, asegura desconocer a su agresor y por qué le quería matar
SALAMANCA.- Roberto G.A. manifiesta durante el juicio en la Audiencia Provincial que no conoce al acusado ni recuerda detalles de aquella noche porque estaba drogado. Tras entrar en algunas contradicciones con declaraciones anteriores, aseguró que huyó porque vio al taxista muerto. Testigos presenciales de los hechos afirman que un Auti TT se colocó en paralelo al taxi y se mantuvo durante unos segundos entablando una pequeña conversación que dio paso a los cuatro disparos.
Continúa el juicio en la Audiencia Provincial por el crimen del taxista Ángel Sánchez Anaya, quien en la madrugada del 28 de abril de 2010 recibió en la calle Mayor de Chamberí un disparo mortal que iba dirigido contra el pasajero que transportaba. Precisamente este martes ha declarado el ocupante del vehículo, Roberto G.A., quien aseguró desconocer por qué le querían matar. José Manuel G.B., el presunto pistolero, se enfrenta a 32 años de cárcel por un asesinato con varios agravantes.
El pasajero del taxi ha tenido que reconocer que fue él quien solicitó el vehículo, a tenor de la grabación de la llamada que se ha escuchado en la sala, pero no recuerda nada porque afirmó estar muy drogado aquel día. El móvil desde el que se llamó es el de la madre de un amigo, ‘El Dua’, quien afirmó apenas ofreció detalles, mientras que la propietaria del teléfono aseguró que sus hijos se lo cogen con frecuencia. Unas declaraciones llenas de contradicciones, como la de Roberto G.A., quien manifestó que le seguía un BMW, cuando en declaraciones anteriores afirmó que era un Audi TT.
El pasajero del taxi afirmó no conocer a ninguno de los acusados, y reafirmó sus declaraciones anteriores indicando, muy nervioso e insistentemente que el taxista estaba muerto cuando el abandonó el vehículo. Además, añadió que su estado mental no era el adecuado ni ahora ni en el momento del suceso, además de encontrarse bajo los efectos de las drogas. Durante su comparecencia, afirmó que “no tenía la cabeza para recordar nada porque ahora sólo podía pensar en prisión” y llegó a pedir al magistrado abandonar la sala porque no se encontraba cómodo con las preguntas de la acusación particular.
A lo largo de la mañana también se llamó a declarar a la propietaria del teléfono móvil desde el que se llamó al taxi para hacer la carrera y a su hijo, amigo de Roberto, quien pidió el móvil a su madre para llamar. Ambos afirmaron no tener relación con ninguno de los acusados a pesar de tener parentesco con José Manuel, pues es primo segundo.
En cuanto a los hermanos de la acusada, la suegra de José Manuel, contestaron a las preguntas sobre la supuesta desaparición del Audi TT negro que el acusado presuntamente conducía cuando disparó contra el taxista, indicando que “nunca habían visto ese coche ni sabían si su hermana lo conducía”. Los testigos declararon que se encontraban de fiesta en la localidad zamorana de El Cubo del Vino y decidieron trasladarse a Fuentesaúco, municipio donde reside y trabaja uno de ellos. Según estos, su hermana, la acusada, fue a verlos para controlar que estaban bien después de la larga tarde de borrachera. Tras la insistencia de la acusación preguntando por el Audi TT, los testigos continuaron afirmando que no vieron con qué coche viajó su hermana, que no sabían de la existencia de ese vehículo y que no la ayudaron a deshacerse del mismo.
Por último, se citó a testigos que se encontraban en el momento y el lugar del suceso, en la madrugada del 28 de abril de 2010, y añadieron, como ya hicieran en su día ante el Juzgado de Primera Instancia, que el Audi TT, circulando a gran velocidad, se colocó en paralelo al taxi, se mantuvo durante unos segundos entablando una pequeña conversación que dio paso a los cuatro disparos. Acto seguido, el Audi abandonó el lugar de los hechos a gran velocidad y un joven, Roberto, abandonó el taxi corriendo.