Manuel García, taxista: "El sábado me hicieron perder dos tercios del sueldo habitual"
BARCELONA. EL PERIODICO. F.M. Como cada sábado, Manuel se levantó poco después de las cuatro de la mañana. A las cinco ya estaba ante el hotel de Poblenou, en Barcelona, donde habitualmente empieza a recoger a los primeros clientes del día. Esta vez, sin embargo, pasaron casi tres horas hasta que pudo mover el taxi por primera vez. «Acabé la jornada aburrido y con 50 euros en el bolsillo, cuando lo normal un sábado son 150», explica resignado Manuel.
La falta de turistas en los hoteles tampoco la pudo compensar yendo al aeropuerto porque, como es conocido, durante toda la mañana no hubo salidas ni llegadas de vuelos en El Prat. Acabó La jornada a las tres de la tarde, cuando le relevó un empleado que trabaja para él. ¿Como le fue la tarde? «Le fue», se limita a responder Manuel, resignado. Otros compañeros de profesión tuvieron que alargar la jornada hasta las cuatro de la madrugada del domingo. Es decir, casi 24 horas para poder llenar la hoja, es decir, alcanzar los 150 euros de promedio de caja de un sábado.
Con tantas horas de espera, Manuel y los compañeros con los que comparte la parada de taxis admiten que tuvieron mucho tiempo para acordarse de los controladores aéreos. Y no precisamente para elogiarlos. «Yo los haría autónomos a todos: día trabajado, día cobrado», propone Manuel.
Un compañero, que se añade a la conversación, cree que lo mejor sería «ponerlos a trabajar en el taxi, o a currar con pico y pala, a ver si entonces estaban contentos con el sueldo». Manuel opina -o quizá desea- que con la privatización de los aeropuertos, a los controladores «se les va a acabar el chollo».
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