Examen de catalán y castellano para ser taxista
* Las asociaciones piden que se endurezca el acceso a la profesión y en 2011 habrá una prueba de lenguas
BARCELONA. CRISTINA DELGADO. EL PAIS.- Marin Iliescu es rumano, tiene 33 años y, el pasado viernes consiguió la credencial de taxista en Barcelona. “Había trabajado de portero de discoteca y en algunas ocasiones de chófer. Ahora estaba sin trabajo y pensé que era una buena opción”, explica. Vivió seis años en Alicante y ahora lleva uno en la capital catalana. Habla bien castellano. “El catalán lo deduzco”, asegura. “No me ha parecido difícil sacar el permiso. En un mes, si estudias un poco, apruebas”. Iliescu será de los últimos candidatos que se examine sin necesidad de acreditar que sabe castellano y catalán para ser taxista. En poco tiempo estos requisitos serán una realidad.
A Iliescu le acaba de llamar otro taxista con licencia, autónomo, que le contratará. En 2005 un total de 1.047 personas eran asalariadas del taxi. A principios de este año, había 2.009.
Las escuelas que preparan los exámenes tienen las aulas llenas. Miguel Tomás, administrador del centro de Formación del Taxi dice que hay muchos desempleados llegados de la construcción, del camión y de la hostelería. Hay muchos inmigrantes, dice, sobre todo paquistaníes. “En los exámenes se debería exigir más. Sobre todo, en el idioma. No siempre reconocen las calles, ni saben lo básico para atender al cliente. En el examen solo hay que poner crucecitas. ¿Cómo esperan luego buen nivel de idioma? Debería haber una redacción, para que se garantice que se entenderá al cliente”, defiende Tomás.
Miguel Ángel Martín, gerente del Institut Metropolità del Taxi, organismo dependiente del Instituto Metropolitano del Taxi, no cree que el examen sea tan fácil, pero sí que hace falta reforzar los idiomas. “Incluiremos una prueba básica de castellano y catalán. Si puede ser, en la última convocatoria de este año, o en la primera del próximo”, promete.
* Las licencias no crecen pero sí los taxis en la calle al no haber límite de horas
La tarta de los taxistas de la ciudad de Barcelona es cada vez más pequeña. Pero tiene cada día más bocas a las que alimentar. El sector asegura que no hay para todos. Ocho años atrás, cada licencia de taxi se traducía en un coche y un conductor.
En 2003, con la entrada en vigor de la Ley del Taxi, se permitió el doble turno: cualquier taxista, en calidad de autónomo, tenía derecho a contratar a un asalariado para que con su coche y su licencia realizara otro turno. De este modo, el número de licencias se ha mantenido desde hace lustros (hay 10.480), pero el número de taxis en las calles ha crecido, porque cada coche puede pasar 24 horas circulando en lugar de 12. Y las empresas que explotan varias licencias (hasta 50) también han aumentado.
La Ley del Taxi ya generó, antes de aprobarse, cierta polémica en un sector, muy atomizado y con decenas de agrupaciones y asociaciones de representantes. Pero ha sido con la llegada de la crisis cuando ha explotado el conflicto. “Para llegar a fin de mes, ahora me paso en el taxi de las 11 de la mañana a las dos de la madrugada. He comparado mis hojas [de cuentas diarias], y gano un 35% menos que el año pasado”, dice Raúl Aldehuela, de 34 años, taxista desde hace 13, que forma parte de la plataforma Por un taxi rentable.Cada asociación de taxistas propone soluciones para ayudar al sector. El sindicato STAC pide que cada taxi sólo pueda circular doce horas con una licencia normal y 16 horas si tiene un asalariado. La STAB, en cambio, pide a las administraciones campañas de apoyo e incluso plantea la posibilidad de que los ayuntamientos compren licencias para retirarlas del mercado. Otros creen que añadiendo algunos días libres obligatorios más, habría menos coches circulando y más carreras para todos.
Actualmente, la única regla que existe es que cada coche tiene, según su número de licencia, un día de descanso obligatorio entre semana y otro el fin de semana. “Pero de horas, no hay tope. Conozco gente que se ha pasado hasta 20 horas en el taxi, porque no llegaba a fin de mes. Eso es peligroso. No se puede seguir así”, dice José, un taxista que ha aparcado en la parada de plaza de Universitat. “Pago 800 euros por el préstamo que pedí para la licencia. Más de 200 de autónomo y otros 100 a la emisora. O hago más de 14 horas, o no me salen las cuentas. Me compré la licencia hace un año y me arrepiento mucho”, dice Javier García, de 32 años. Una licencia en Barcelona ronda los 150.000 euros. Es difícil que un taxista diga cuánto gana. El asalariado cobra entre 1.200 y 1.500 euros, según varios de ellos.
1.249 personas se han presentado al examen de taxista el primer semestre
“Es cierto que hay una evolución importante de los coches a doble turno. No dentro de las empresas, sino por parte de taxistas, que han contratado a un asalariado. Es verdad que esta situación provoca que durante algunas horas, sobre todo por la noche, haya muchos vehículos trabajando”, reconoce Miguel Ángel Martín, gerente del Institut Metropolità del Taxi, organismo dependiente de Área Metropolitana de Barcelona, que regula el sector. “La Ley del Taxi es muy liberal. Es cierto. Igual ha llegado el momento de hacer una relectura. Adecuarla a la realidad de 2011. Queremos abrir un proceso de participación en el sector”, promete Martín. Añade que saben que no será fácil, porque es un sector con muchas asociaciones e interlocutores posibles, cada uno, con una visión del negocio muy distinta.
¿Hay demasiados taxistas en Barcelona? Los nueve presentes en la parada de Diputació-Rambla de Catalunya a las 18.00 horas del pasado viernes dicen que sí. Sus ingresos se han resentido el 40%. “Yo, si pudiera volver atrás, no sería taxista. Me gusta mi trabajo, pero no puedo más”, cuenta Tomás, 25 años al volante de su coche. ¿Cómo se podría solucionar? Empiezan las discrepancias. Tomás se niega a que le obliguen a trabajar solo unas horas. “Yo elegí el taxi porque con la licencia, compras tu libertad. Si estoy en un apuro, hago más horas. Si no, me marco mis jornadas”, razona.
Uno de los grandes problemas, coinciden varios taxistas, es que sacarse la credencial para trabajar es demasiado fácil. Por eso se ha convertido en un nicho para los parados. “Hay nueve convocatorias al año. No ponemos cupo porque no creemos que deba haberlo”. Entre enero y junio se han presentado 1.249 personas al examen de taxista. 748 han aprobado. “Hace 17 años que no hay una auténtica subida de tarifas. El aumento del IVA, de momento, lo hemos tenido que asumir nosotros. La gasolina sube cada día y la facturación ha caído hasta un 40%”, dice Diego, de 52 años.