Un sindicato en Valencia denuncia a los poseedores de varias licencias por explotar a los chóferes
* La reclamación ante la Inspección de Trabajo de la Delegación del Gobierno revela prácticas presuntamente irregulares
VALENCIA. N. GALINDO. DIARIO LEVANTE.- En Valencia existe un gran número de empresarios con varias licencias de taxis alquiladas que se encargan de hacer contratos a sus conductores por jornadas inferiores a las que les obligan a realizar en realidad. Además de esta infracción laboral, los empresarios dejan de ingresar a la seguridad social la cuantía correspondiente a la jornada real no declarada.
La Unión Sindical Obrera de la Comunitat Valenciana (USOCV) ha denunciado ante la Inspección de Trabajo diez casos en la provincia de Valencia en 2010 casos como el citado o muy similares, como que por ejemplo deban firmar el finiquito en blanco junto con el contrato laboral. Por ello, desde USO solicitan una inspección en los diferentes taxis cuyas licencias explota cada denunciado. El sindicato confirmó a Levante-EMV que tanto la Conselleria de Transportes como la Delegación del Gobierno tienen constancia de las denuncias y de todo lo que ocurre, pero “es un tema difícil de solucionar y sabemos que van adelante, pero no por dónde van los trámites en este momento”, añaden.
Tres taxistas autónomos afiliados al sindicato -Andrés Esparza, José Jorge Moreno y Fernando Martínez- han mostrado su indignación ante el caso y explican que “el empresario de licencias no es el titular de ninguna de ellas; lo que hacen es pagar a los verdaderos titulares unos 500 euros mensuales a cambio de administrarlas”. Así, “los “floteros” -como llaman a estos empresarios- exigen un dinero mínimo diario, alrededor de 50 euros, a los conductores que deben pagan obligatoriamente aunque lo ganado durante el día sea inferior”, los taxistas autónomos. Por eso, algunos de esos conductores “estafan” en ocasiones a sus clientes y poder ganar el dinero que debe pagar a su jefe, “y es entonces cuando por ir desde el aeropuerto al centro de Valencia cobran 70 euros cuando la tarifa es de 16”, señalan.
Además, para que los empresarios ganen el doble, suelen poner a dos asalariados a cargo del titular de la licencia con el fin de explotarla económicamente, de forma que el taxi ruede las 24 horas del día con turnos de 12 horas. “Todos los taxis por ley, tienen la obligación de descansar un día a la semana. Lo que hacen los administrativos es entregarle otro coche a sus conductores el día que el habitual no tiene permiso, así que el trabajo para ellos es de siete días de la semana”, lamentan los denunciantes.
Las condiciones de trabajo
Estos conductores contratados y explotados suelen ser inmigrantes, y los autónomos defienden que “no estamos en contra de quien venga a trabajar en el taxi, estamos en contra de en qué condiciones les hacen trabajar”. Los taxis de los floteros “son coches que estarían mejor en un desguace, y no disponen de las mejores condiciones higiénicas ni mecánicas. Es lamentable que los autónomos queramos dar una buena imagen con coches limpios y aseados, y después tengamos la misma clientela”, critican los taxistas, quienes añaden que “antes debías dar una buena imagen para entrar en el oficio”.
“Lamentablemente las consecuencias las sufren los clientes del taxi por la calidad del servicio que se les ofrece. Nosotros tenemos que trabajar 30 años, y por tanto debemos mantener nuestros clientes durante todo ese tiempo”, señalan los autónomos, hartos de que se vea dañada su imagen. “Antes los taxistas teníamos miedo de trabajar por la noche; ahora son los clientes los que tienen miedo de coger un taxi porque no saben lo que se van a encontrar”.
Un contrato firmado por un muerto
Al haber empresarios que poseen varias licencias, cada una con un titular distinto, llega un momento que pierden el control. En 2007 se firmó un contrato a un chófer para conducir el taxi con la licencia de otro hombre. Cuando el conductor fue despedido meses más tarde, tramitó una denuncia en la que se descubrió que quien supuestamente la había contratado (el titular de la licencia) había fallecido en 2006. El gestor no conocía esa información y seguía realizando contratos con un cuño con la firma del antiguo titular.