Más paradas, menos taxis
BARCELONA. LA VANGUARDIA. ENRIC SIERRA.- El sector del taxi de Barcelona pide a gritos reformas para sobrevivir a la grave crisis que también les afecta. La situación es muy similar a la que se vivió hace un par de décadas antes de los accidentados procesos de reconversión del colectivo por la vía de la amortización de licencias. El discurso es muy parecido: hay demasiados taxis para tan poco negocio.Barcelona dispone de 10.480 licencias de taxi y la mayoría están en manos de trabajadores autónomos que ahora lideran una cruzada para reducir la presencia de taxis en la capital catalana. Quieren que el Institut Metropolità del Taxi (IMT) limite a 16 horas el tiempo máximo diario que un taxi pueda trabajar, como ya han aprobado en otras capitales españolas como Madrid, Valencia, Bilbao o Córdoba. Los empresarios que tienen flotillas de taxis han protestado porque su negocio consiste en explotar sus licencias las 24 horas del día contratando conductores por turnos y alertan que Barcelona se podría quedar sin taxis por la noche si se aplica esta restricción. Así que la pelota está en el tejado de la administración que esta semana podría convocar a ambas partes para iniciar una negociación que alguna solución deberá ofrecer.
La crisis que sufren los taxistas se debe a la reducción de la demanda y al aumento de los gastos que soportan, especialmente de los carburantes. Además, no pueden subir las tarifas más de la cuenta porque se acabarían de hundir. De ahí que ya se oigan voces que recuperan viejas ideas que funcionaron en otros tiempos o que se plantearon pero quedaron olvidadas en un cajón. Una de estas propuestas podría consistir en obligar a los taxistas a hacer algún día más de fiesta ala semana. Cuandose pasó de una a dos jornadas festivas, de un plumazo dejaron de circular 2.500 taxis diarios. Así, los que trabajaban se repartían un parte mayor del pastel.
Otra propuesta que se ha vuelto a poner sobre la mesa es la de potenciar las paradas de taxis. En la mayoría de municipios metropolitanos, los taxistas no circulan constantemente buscando a un cliente que levante la mano y requiera su servicio, sino que esperan en paradas hasta donde los usuarios acuden o llaman por teléfono. En cambio, Barcelona no tiene esta tradición. Aunque existen paradas, el cliente barcelonés está acostumbrado a detener el primer taxi que pasa por delante de casa. La propuesta, ya planteada hace años, consiste en habilitar paradas en esquinas del Eixample, donde hoy ya existen zonas de carga y descarga. Luis Berbel, presidente del Sindicato del Taxi de Catalunya (STAC) me cuenta que la medida sería ideal porque ahorraría combustible, reduciría el tráfico y el cansancio de los taxistas. No obstante, considera que antes de aplicarla se debe realizar una prueba piloto en algunos puntos de Barcelona para evaluar su funcionamiento. ¿A qué esperamos?