Los taxistas de Alicante con vehículo adaptado demandan ayudas al Consell para hacer frente a los sobrecostes
El representante del gremio cree que “la ciudad va a vivir una caída importante de coches acondicionados como esto siga así”
Tan solo un 4,1% de los vehículos son adaptados dentro del área metropolitana de Alicante
ALICANTE. INFORMACIÓN. JUAN FERNÁNDEZ.- Adaptar un taxi sale caro. El gremio de taxistas demanda ayudas para poder hacer frente a los altos precios derivados de adaptar un vehículo para personas con diversidad funcional. La falta de ayudas al sector, sumada al sobrecoste que los titulares de las licencias tienen que afrontar para poder habilitar sus coches, hace que la cifra de taxis adaptados en Alicante sea inferior de lo que debería.
Además, el número de coches adaptados irá decreciendo. Los taxistas que tengan que renovar su vehículo, como es el caso de Manuel Sánchez, no lo adaptarán puesto que supondría un encarecimiento que no pueden asumir. “Ahora me toca cambiar el vehículo y voy a comprar un coche que se puede adaptar perfectamente. ¿Pero cuál es el problema? Que la adaptación vale 14.000 euros y yo no la voy a poder pagar”. Debido a esto, comenta que “o hay ayudas o me tocará poner un taxi normal”.
Obligaciones
La adaptación de un taxi simboliza, en primer lugar, la creación de una herramienta para poder ayudar a personas con diversidad funcional a moverse por la ciudad. Sin embargo, en segundo lugar, genera unas obligaciones extra a los conductores que hacen uso de este tipo de vehículos. “Por nuestra parte hay voluntad de ayudar lo máximo posible a estas personas que tienen el derecho, como cualquier otro individuo, de poder desplazarse en taxi”, comenta Manuel Sánchez, que vuelve a poner en valor la gran cantidad de taxistas que, todavía a día de hoy, tienen coche adaptado por voluntad propia: “Hemos demostrado que estamos con esta gente, pero llega un punto en el que no podemos permitirnos el sobrecoste generado”.
Entre las obligaciones que tienen este tipo de vehículos, está la de acudir a recoger a la persona solicitante del taxi adaptado a su punto de encuentro, independientemente de la distancia que haya que recorrer dentro del área metropolitana, si no hay ningún otro coche cerca operativo. Una carrera que no se cobra y que, a la larga, perjudica a los propios taxistas.
El nuevo Gobierno valenciano se ha puesto en contacto con los taxistas, según explica Manuel Sánchez, comunicando “que quiere hablar con nosotros para ver cuáles son las necesidades que tenemos”. De momento, y hasta que no se llegue a un consenso, Alicante parece estar abocada a la misma situación que ocurre en València. “Alicante va a vivir una caída importante de taxis adaptados como esto siga así. Ya está pasando en València, donde todos los que entraron voluntariamente en su momento se están quitando. Prometieron ayudas y todavía las estamos esperando”.
Un caso especial es el de Murcia. De 270 taxis existentes en su área metropolitana, 70 son adaptados, según indica Manuel Sánchez. Esto significa que el 25,92% de los taxis murcianos son aptos para personas con diversidad funcional. El dato es mucho más inferior en Alicante, representando los vehículos acondicionados tan solo un 4,1% del total de los taxis existentes. Hay el doble de taxis en Alicante y, en cambio, Murcia cuenta con más coches válidos para transportar a personas con discapacidad.
Los taxis adaptados de Murcia reciben, según el presidente de la Asociación de Taxis Adaptados de la Comunidad Valenciana, 3.000€ al año en concepto de sobrecostes. En total, 210.000 euros anuales se destinan a mantener una flota de taxis que puedan permitirse operar con el acondicionamiento para personas con movilidad reducida.
Un taxista que ha preferido no dar su nombre ha asegurado que comprar y mantener este tipo de coche sin ningún tipo de ayuda es algo “totalmente insostenible”. En ese sentido, comenta que para poder tener un coche adaptado, “tienes que tener unos modelos específicos por temas de medidas y homologaciones, lo que conlleva que el coche sea de gran tamaño”.
El tamaño y la capacidad de un vehículo genera, a su vez, un elevado coste de combustible: “El alto precio de la gasolina es un factor muy importante a la hora de plantearse tener un coche adaptado, sumado a que el propio precio de la adaptación puede rondar los 10.000€ o 13.000€ dependiendo de vehículo”. Todo esto, argumenta, “sin contar el coste del propio coche a adaptar”