La justicia británica reconoce a los conductores de Uber como empleados de la firma
* Un tribunal laboral considera que tienen derecho al salario mínimo y vacaciones retribuidas
LONDRES. EL PAIS. PATRICIA TUBELLA.- Nuevo revés judicial para Uber, esta vez en el Reino Unido donde un tribunal laboral acaba de dictaminar que los conductores de la empresa de transporte compartido no son autónomos sino sus empleados y, por tanto, tienen el derecho a recibir el salario mínimo y días festivos y descansos vacacionales retribuidos. La sentencia, que es recurrible, puede afectar a decenas de miles de trabajadores británicos de compañías con un modelo similar de negocio, basado en la llamada economía colaborativa que se apoya en las nuevas herramientas digitales.
Los responsables de Uber ya han anunciado un recurso contra el dictamen emitido en Londres, que reconoce los derechos laborales de aquellos usuarios de vehículos registrados en su servicio (y se conectan con los clientes a través de una aplicación), al igual que hiciera meses atrás la justicia estadounidense. La firma, con sede en San Francisco, se vio forzada entonces a pactar una compensación de 100 millones de dólares para que sus conductores en California y Massachusetts aceptaran seguir cotizando como autónomos.
La reacción sindical británica, ante el desenlace preliminar de la demanda presentada ante los tribunales por dos de los trabajadores de Uber, agura que no será fácil repetir esa vía negociadora al otro lado del Atlántico. “Lo que está ocurriendo con Uber es sólo la punta del iceberg. Mucha gente está atrapada en empleos inseguros, con un salario muy bajo y ninguna voz en el mundo laboral. Necesitamos que el gobierno se muestre duro frente a esa vergüenza del llamado autoempleo”, ha proclamado la secretaria general de la federación de sindicatos de Inglaterra y Gales, Frances O´Grady.
El director de la compañía en el Reino Unido, Jo Bertram, le replica que “miles de conductores de Londres se han apuntado a la opción de Uber precisamente porque quieren ser sus propios jefes, y la inmensa mayoría valora la flexibilidad de trabajar cuándo y dónde quieren” que en su opinión concede la figura del autónomo. “La decision judicial”, ha apostillado, “afecta tan sólo a dos personas y vamos a apelarla”.
Esos dos conductores, James Farrar y Yaseen Aslam (quien ya se ha dado de baja del app de Uber), esgrimieron en su causa la falta de derechos laborales básicos y unas ganancias medias que el primero estimó en 5,03 libras la hora tras deducir gastos. En el trasfondo del caso, que en Inglaterra y Gales compete a unos 30.000 conductores adscritos a Uber, están las dos caras de la eclosión de un modelo de negocio nacido de las posibilidades de la red y los nuevos sistemas de comunicaciones. El servicio de transporte compartido es cada día más popular, especialmente en la metrópolis londinense, pero la posibilidad de operar a bajos precios, al ahorrarse la empresa los costes salariales de un empleador al uso, se enfrenta a una creciente contestación desde los tribunales.