El espíritu de Milwaukee ruge en Barcelona
Exponen una Harley Davidson Model J con sidecar de 1922 (1929) que se usó como TAXI en Barcelona en la Guerra Civil
BARCELONA. EL PAIS. ALBA CASANOVAS.- Las dos torres venecianas que coronan la Fira de Barcelona dan la bienvenida a las emblemáticas motocicletas de Milwaukee en la tercera edición de la Barcelona Harley Days, que se celebra en Barcelona a partir de hoy y hasta el domingo.
Se hacen oír, sus motores rugen al máximo para avisar que ya están aquí. Ocupan gran parte de la avenida Maria Cristina, y ya en silencio y ordenadas en filas, los asistentes las miran como si fueran una obra de arte. Para los dueños lo son y se ofrecen a explicar a los más curiosos los detalles que las hacen únicas, porque la mayoría están personalizadas aunque sea con un pequeño distintivo. “Son el reflejo de tu estilo de vida”, explica José Rodríguez, que ha venido desde Tarragona para asistir “a la fiesta por excelencia de las Harley Davidson en Europa”.
El director general de la marca motera en España y Portugal, Josep Grañó, ha asegurado en el acto de inauguración que desde la organización se espera superar la asistencia de la edición anterior, en la que más de 18.000 motos invadieron Barcelona.
Phillip Dhöl planificó sus vacaciones entorno a este evento. Junto a su pareja, acudió a la edición alemana en Hamburgo porque les caía a “un golpe de gas” de casa, explica Dhöl mientras elige un parche para pegar en su chaleco de cuero. “Que se note que he estado por aquí”, dice a la vez que muestra orgulloso las 62 estampas que lo adornan. Y añade: “si no llevas alguno, es que no eres un espíritu libre ni un fiel de Milwaukee”.
Muchos ciudadanos alemanes y americanos se han acercado al festival, que es gratuito. Hoy y mañana abrirá desde las once de la mañana hasta las dos de la madrugada, mientras que el domingo cerrará a la medianoche. Los visitantes pueden disfrutar de tiendas con todo tipo de productos vinculados a la marca americana y subirse a las Harleys, ya sea en parado o dando una vuelta por la montaña de Montjuic.
Alex Solà ha montado la nueva Forty Eight entre las más de 30 motos que hay disponibles. “Pueden elegir la que más rabia les de, nosotros les damos el casco y la chupa”, informa uno de los responsables. En la exposición, los asistentes ponen cara de velocidad sobre la exclusiva Fast Roadster Cannonball de 1920 o la Harley Davidson Model J con sidecar de 1922, que se usó de taxi en Barcelona antes de la Guerra Civil.
Como ya es habitual, el evento estrella del festival será el gran desfile de banderas. Recorrerá las calles de Barcelona el domingo a las diez de la mañana y espera congregar a más de 10.000 motoristas. Un día antes los visitantes podrán degustar una paella gigante para 1.000 personas, además de conciertos de country o participar en un concurso de personificación de motocicletas. La gran novedad de esta edición es el Jumpstart, un simulador con una auténtica Harley sobre dos rodillos que permite al público saber qué se siente al conducir una de estas motos. “No me siento los brazos”, lamenta Miguel Roca, aun así no parece importarle: “Es una experiencia radical”.