"A mí me gusta este laboratorio"
BARCELONA. LAVANGUARDIA. QUIM MONZÓ.- El lunes, Hereu explicó que el PSC quiere que, en el 2015, de los 10.500 taxis que hay en Barcelona, 3.000 sean eléctricos, y que, si gana, convocará un concurso internacional para diseñar uno. Ya puestos a anunciar, dijo que lo del taxi eléctrico se incluye en un proyecto global para convertir la ciudad en un laboratorio “para experimentar tecnologías urbanas”.
Uno de los problemas de esta ciudad es precisamente que hace demasiados años que algunos, día sí día también, la convierten en un laboratorio. Que solucionen los problemas que tiene, como ciudad, y se olviden de laboratorios. Hereu vive en las nubes si cree que el problema actual del taxi en Barcelona es que sea eléctrico o no, o que tenga que servir para experimentar. Los problemas del taxi son diversos, pero –para el ciudadano– el principal es que, excepto algunos taxistas dignos, desde hace unos cuantos años la mayoría de los nuevos no cumplen los mínimos que se exigían antes. ¿Por qué? ¿Qué ha pasado con los exámenes que estipulaban que, para poder darle a alguien el carnet de taxista, tenía que conocer las calles de la ciudad y hablar las dos lenguas? Hace dos días cogí un taxi en Entença-Tamarit y le dije al conductor que me llevara a la Diagonal con Doctor Marañón. Me pidió que le indicara cómo llegar a la Diagonal. ¡Desde Tamarit-Entença, un taxista con carnet no sabía cómo ir a la Diagonal! Hace dos semanas subí en otro taxi, a la altura de Entença-Mistral. Le dije: “A Mandri, por favor”. Me dijo: “Madrid, ¿no?” Llevaba pelo rizado, estirado y peinado tipo Pinto. Le contesté: “No: Mandri”. Insistió: “Madrid”. Insistí: “No: Mandri”. Entonces dijo: “¿Madrí?”. Dije: “Mandrí, no. Mandri”. Tecleó a saber qué en el GPS. Subimos por Entença, en Valencia giramos a la derecha, pasamos Calabria, Urgell, Casanova… Entonces, entre Villarroel y Casanova le pregunté: “Oiga, ¿dónde vamos?”. Me dijo: “Es que Entença está cortada”. Le dije que sí, pero que estábamos yendo en dirección casi contraria a la de Mandri. Le pagué la carrera, bajé y cogí otro taxi. Si hubiese seguido con el primero, quizás para ir a Mandri –¡desde Entença!– habríamos llegado a la Meridiana. Tomé nota del número de licencia, por cierto, pero no lo pongo aquí para no perjudicarlo.
¿Quién manda en el Institut Metropolità del Taxi (IMT)? ¿Cómo es que dan carnets de taxista a gente que ni habla las lenguas de la ciudad ni conoce las calles, hasta el punto que te pide que le indiques dónde está la Diagonal y pone en duda que exista la calle Mandri? ¿Alguien tirará algún día de la manta del IMT para ver qué hay debajo? Mientras, Hereu, como gran solución a los problemas del mundo del taxi propone un concurso internacional de taxi eléctrico y convertir la ciudad en un laboratorio “para experimentar tecnologías urbanas”. Cágate, lorito
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