Mª José, la mujer que se hizo taxista para cuidar a su hijo: “En la empresa de limpieza estaba de correturnos, no lo veía y él pasó una etapa rebelde”
MADRID. EL MUNDO. MAR MUÑIZ.- María José tiene 32 años y un hijo de cinco que cría sin padre. Su familia de sangre está en Chile, aunque aquí tiene una elegida que no le va en absoluto a la zaga. Un martes a las nueve de la noche está conduciendo un taxi, y le preguntamos cómo se apaña con el niño. “Está con los yayos”, dice, refiriéndose a quienes ejercen de tales. Ya se sabe que la conciliación son los abuelos.
Antes trabajaba en una contrata de limpieza en el Ayuntamiento de Arganda. Sueldo justo y horarios cambiantes: “Estaba de correturnos. A lo mejor me ponían siete horas, pero por la tarde. No podía ver a mi hijo, que ha pasado una etapa un poco rebelde”. Por él, dice, se arriesgó a cambiar y desde hace dos semanas siente que le ha tocado la lotería: “Tengo muy buenas condiciones y puedo organizarme. Trabajo desde las 7 de la mañana y a las 5 recojo al niño del cole. Hoy he tenido tutoría con su profesora y por eso estoy recuperando la jornada a estas horas”, explica.
El pasado 23 de marzo fue el Día Nacional de la Conciliación y Corresponsabilidad, un asunto que trae de cabeza a millones de familias en España. Según un estudio de Infojobs, del año pasado a este, han empeorado los datos. El 35% de la población ocupada afirma tener facilidades para conciliar, siete puntos menos que el año anterior. La flexibilidad horaria, el teletrabajo y la jornada intensiva, dicen, son las razones de esta facilidad.
Marisa Cruzado, una de las promotoras de los Premios SFS, que reconocen la atención a la salud, flexibilidad y sostenibilidad de las empresas y que celebran ahora su 19ª edición, explica que el teletrabajo está transformando el modelo de trabajo en sus tiempos y en sus espacios: “Las líneas entre la vida personal y la profesional se están difuminando y están reduciéndose los niveles de absentismo y las peticiones de jornadas reducidas”, dice. “Ahora, es más fácil ir al médico con los niños o recogerlos del colegio, y la flexibilidad que da trabajar en casa hace que ya no compense perder sueldo con una reducción por cuidado de hijos”.
No obstante, el teletrabajo, continúa, ha traído otras consecuencias, como la supresión de medidas de retribución flexible, como los cheques restaurante, o el servicio de fisioterapia en la oficina con el que cuentan algunas compañías.
Conciliar sin abuelos, ¿cómo?
Carolina es periodista, una profesión sin horas y poco compatible para criar niños. Cuando los suyos eran pequeños, ella y su marido hacían malabares porque ninguno tenía a los abuelos cerca. Horror. “Para nosotros han sido fundamentales los vecinos y los padres del cole. A ellos les pedía favores y yo también los hacía. Así pudimos ir tirando sin canguros”. Y, ojo, gracias también a que ella trabajó como autónoma desde casa durante un tiempo: “Me levantaba antes que nadie y me acostaba muy tarde para conectarme cuando ellos estaban dormidos”. Ahora es su marido quien se ocupa de los niños y ella, la que va a una redacción a diario.
Las consecuencias son, según ‘El coste de la conciliación 2022’, elaborado por la asociación Malas Madres, muy elocuentes: un 57% de mujeres con hijos asegura haber asumido un coste laboral, sea de índole económica (reducción de salario por ajustar su jornada) o de carácter profesional, por renunciar a asumir determinadas responsabilidades.
El 3% de los hombres coge las 16 semanas de baja por paternidad
Desde 2021 los permisos de paternidad y maternidad duran lo mismo, 16 semanas. De ellas, seis son obligatorias y posteriores al nacimiento. El informe revela que más hombres desconocen la duración de esta baja y y que, ojo, frente al 42% de mujeres que cogen los cuatro meses, sólo el 3% de los varones lo hace.
Existen sectores más complicados que otros para conciliar. David es guardia civil y trabaja en un puesto de Seguridad Ciudadana. Con familiares a una distancia de cuatro horas, no lo tiene nada fácil: “Es prácticamente imposible. Dependo totalmente de mi mujer para poder llevar a mi hija la guardería”
El problema fundamental, dice, es que “no existen turnos de trabajo fijos, ni cadencias de trabajo, como en la Policía Nacional u otros servicios de emergencias. Aunque pidas jornada reducida tampoco te garantizan un horario”. “Sabemos los turnos que vamos a tener el mes siguiente con sólo una semana de antelación, pero existen cambios en cualquier momento (mañanas por tardes o noches), incluso con tres días de antelación, por lo que no puedes hacer planes fijos para conciliar”, se queja.
El ‘terror’ de cualquier padre o madre es que el niño amanezca con fiebre o que, horror, suene el teléfono y sea del cole. Para David y su mujer no hay plan B: “La solución para quedarme yo en casa tendría que pasar por pedir yo la baja. O eso o se queda mi mujer en casa”, porque aunque tiene seis días de asuntos particulares, “hay que solicitarlos con 72 horas de antelación”. “Así que si la niña pasa mala noche o tiene fiebre en la guardería no hay opción“, concluye.