Más allá de la oportunidad laboral, un servicio público: “La ‘España Vaciada’ sería aún más vaciada sin taxistas”
El taxi rural es un servicio público que necesita coordinarse con las administraciones para poder ser sostenible. Combinando los desplazamientos de particulares con otros como el transporte escolar.
MADRID. LASEXTA. BEA CASARES.- Una mujer con un maletín tras pagar se baja del taxi. Este pone la luz verde de disponible mientras va cruzando las calles de la ciudad y esperando las peticiones de ‘Radiotaxi’ y de la app, hasta que se requiere su servicio. Unos minutos después, en la estación de tren, se sube otro viajero. Los turnos de día no son tan ajetreados como las noches de jarana, pero el movimiento es incesante.
A Francisco esto le queda lejos. Al igual que las imágenes de los taxistas ocupando las principales vías de las ciudades españolas. Cuando la Castellana de Madrid estaba llena de carteles en la ‘guerra’ contra los vehículos de transporte con conductor (VTC).
Francisco, o Paco, como lo conocen sus viajeros, observaba esta realidad desde lejos. No son tantos los kilómetros que le separan de la gran ciudad, pero sí las circunstancias que le preocupan. Él no se levanta preocupado de que venga un Uber a quitarle el puesto de trabajo, le preocupa más que no venga nadie. Nadie a quien recoger, nadie a quien llevar.
La supervivencia del taxista rural
Los taxis rurales son “el primo lejano del resto de taxis”. “La supervivencia se basa en trabajar para la administración, algo fijo, que no supone la viabilidad económica, pero sirve para mantener los gastos y dar los otros servicios al ciudadano de los pueblos cuando lo necesiten”, explica Manuel García, presidente de la Federación Regional del Taxi Castilla-La Mancha.
Poco tiene que ver estos taxis con aquellos que hacen varias decenas de carreras diarias y se recorren las calles de los núcleos urbanos. Los taxis rurales, a diferencia de sus compañeros, recorren grandes distancias. No son famosos como algunos servicios de transporte por ofrecer una botella de agua, pero si por dar los buenos días y tratar a la gente por su nombre.
“Vertebran la España rural”
Los taxistas rurales no solo hacen un servicio público, además tienen una labor social con la que están comprometidos. Si ellos no están, hay gente que se queda completamente aislada. “Una urgencia, alguien que tiene que ir de entierro a otro sitio, alguien que tiene que acompañar en la ambulancia a un familiar, pero en la ambulancia no puede ir. O a visitar a alguien a horas intempestivas que no hay transporte regular. Esa es nuestra labor”, explica Manuel García.
“Hay en aldeas que los taxistas prestan servicio a toda la comarca”, asegura Jesús Fernández, de ANTAXI. “Vertebran el territorio. La realidad es que el 80% de los taxistas están en zonas urbanas, solo el 20% están desperdigados”, añade.
En una exageración anecdótica de como suele ser el día a día de un taxista rural nos cuenta que acaban haciendo desplazamientos necesarios para las necesidades más inverosímiles. “El cura se puso malo y le tocó a ir a buscar otro a una residencia, poco más y le toca hacer de monaguillo”, bromea.
Con las licencias hemos topado
La definición de taxi, según el INE: “es un vehículo de alquiler con conductor (taxista)”. Esa parte de la definición la conocemos todos. La complicación viene con lo siguiente: “que lleva asociada una licencia de auto-turismo o de auto-taxi, y que se utiliza en el servicio de transporte de uno o varios pasajeros por contrato”. Las licencias, que se regulan a nivel municipal.
No obstante, la definición continua: “Se trata de un transporte público en el que los lugares donde se recoge y se deja al pasajero lo decide el propio usuario, y a diferencia de los otros tipos de transporte público – como son las líneas del metro, tranvía o del autobús – el servicio ofrecido por el taxi se caracteriza por ser de puerta a puerta“. Esta parte se cumple en lo que es público, pero su evolución hace que no siempre sea puerta a puerta, ni decida el pasajero, puesto que los taxis están sustituyendo servicios de autobuses escolares o de líneas de tren o autobús menos frecuentadas.
Evolución de los servicios del taxi. El transporte escolar de miles de niños
El transporte escolar es uno de los salvavidas del taxi rural. “En Castilla la Mancha casi el 40% del transporte escolar se realiza en taxi. Es fundamental”, explica Manuel García.
“La ‘España Vaciada‘ sería aún más vaciada si no hubiera taxistas. Hay muchos servicios esenciales que no tienen en sus pueblos y que sin el taxi, tendría que pensar en mudarse”, asegura García.
“Estamos movilizando a más de 1.200 niños de Castilla la Mancha a los centros de educación, un volumen importante”, añade. El servicio escolar sale por licitación. Cada año salen una serie de rutas para las que se hace un contrato de tres o cuatro años.
Modelo de tran nsporte sensible a la demanda
Uno de los nuevos sjervicios de los taxistas es el ‘Modelo de transporte sensible a la demanda‘, que ya se ha instaurado en la zona de Cuenca y se va a instaurar en toda Castilla-La Mancha.
En zonas en las que hay necesidad de comunicación, pero tienen una falta regular de viajeros. “No tiene sentido que en una línea interurbana de 100 kilómetros vaya solo tres personas”, explica García, que asegura que es una opción para “economizar y no contaminar tanto“.
Un sector duramente golpeado por las crisis
“La demanda particular de taxistas ha bajado mucho debido a la crisis del 2008 y a la del coronavirus”, relata el presidente de la Federación Regional del Taxi Castilla La Mancha. La gente particular se mueve bastante menos en taxi de lo que se movía antes en el entorno rural. “Antes éramos el único transporte que había para casi todo, éramos imprescindibles“, sentencia.
Algunas de las dificultades que aseguran se enfrentan los taxistas rurales es la pérdida del poder económico de las licencias y que algunos servicios como llevar a la gente al médico, ahora no son posibles. Además, la despoblación les afecta directamente. Menos gente, menos posibilidades de hacer trayectos.
Respecto a la pérdida de poder económico de las licencias en su mayor medida depende de la comercialización de manera privada de este servicio público o de la recompra de esta licencia por parte de la administración. Algunos economistas como Juan Luis Jiménez, aseguran que recompra licencias por parte de las administraciones es una manera ineficiente de gastar dinero público.
Aunque no es lo usual, sorprendía la oferta de una licencia de taxi por un módico precio de 100 euros, cuando estamos acostumbrados a ver licencias que superan los 40.000 euros en la mayoría de los casos y los 100.000 cuando se trata de grandes ciudades como Madrid y Barcelona.
Esta oferta era en Llanos del Caudillo, donde tras 15 años sin taxi, el ayuntamiento de esta localidad de Castilla la Mancha de 700 habitantes consiguió reactivar el servicio. Con una oferta a precio de saldo, esta localidad de Ciudad Real encontró su taxista.
De esta forma, los habitantes del municipio cuentan con un coche que les traslada a las fiestas de otros pueblos cercanos, bodas, urgencias o tareas del día a día. Una demanda que se complementa con servicios requeridos por la administración como puede ser el transporte de escolares. Además, genera un puesto de trabajo y aporta un pequeño granito de arena al problema de la despoblación en el entorno rural.