Trànsit pide que se retire el carnet a los adictos al alcohol y a drogas
* Propuesta controvertida en estudio
* Salut advierte de que la confidencialidad del paciente está «por encima de todo»
EL PERIODICO. BARCELONA. CRISTINA BUESA.- El director del Servei Català de Trànsit, Joan Josep Isern, se descolgó ayer con una propuesta cuando menos difícil de aplicar. El máximo responsable del tráfico en Catalunya planteó que se retire temporalmente el carnet de conducir a los adictos al alcohol y las drogas y también a los conductores que estén sometidos a una medicación agresiva. La Conselleria de Salut, que debería facilitar esa información, alertó de que se trata de datos confidenciales y de que garantizarlos está «por encima de todo».
Una vez más, las consideraciones de Isern generaron reacciones inmediatas. Desde fuera y también desde su propio departamento, que a pesar de que en un primer momento aseguró que iba a dar más explicaciones y elaborar una nota para aclarar algunos aspectos, a última hora de la tarde se desdijo. La petición de Isern había surgido en una entrevista con Europa Press. En ella, el director de Trànsit acusaba a estos colectivos de ser un «peligro potencial» para la carretera e instaba a la Conselleria de Salut a «colaborar» y entregar esa información sobre estos enfermos que, según los médicos, no pueden conducir, ya que siguen un «tratamiento específico» o bien «por sus patologías o adicciones».
“Asesinos en potencia”
Isern planteó que las autoridades sanitarias únicamente informen del periodo concreto en el que el conductor en cuestión no estaría en condiciones de ponerse al volante, sin dar el nombre. Esta posibilidad se apunta como improbable, ya que de un modo u otro se vulneraría la confidencialidad del historial clínico del enfermo, un extremo
que Salut rechaza. Fuentes de la conselleria que dirige Boi Ruiz subrayaron ayer su voluntad de trabajar
en la reducción de la siniestralidad en las carreteras, pero siempre y cuando se mantenga la confidencialidad de los datos médicos.
El responsable de Trànsit insistió en que para lograr que en el 2050 no haya muertes en la carretera (lo que se conoce como visión cero), se deben tomar medidas. Isern recordó que el alcohol, las drogas y la velocidad siguen siendo los principales factores de siniestralidad en la red viaria catalana. A pesar de que el uso del casco y el del cinturón de seguridad sí se han generalizado, en la lucha contra quienes conducen bebidos y drogados todavía hay mucho trabajo que hacer. Y el director ha optado por perseguir primero a quienes se sabe que tienen ese problema.
Muertes que dan positivo
Una de las cifras que blandió Isern fue que el 29,7% de los muertos en accidentes de tráfico en el 2010 dieron positivo en el test de alcoholemia, según refleja la memoria del Instituto Nacional de Toxicología.
Este mismo dato también lo puso sobre la mesa el director de la Fundació RACC, Miquel Nadal, quien evitó ayer pronunciarse acerca de la propuesta delatora de Trànsit sobre las personas con adicciones. El club de conductores rechaza que se suba de 500 a 1.000 euros la multa por conducir bebido y cree que solo se debería aumentar si el multado es reincidente o un conductor novel.
El RACC, que ha presentado alegaciones a la ley de tráfico que se está tramitando en el Congreso, considera que esa multa de 1.000 euros se tendría que aplicar además a los conductores que presenten tasas de alcoholemia superiores a 1,20 gramos por litro.