El taxi clama contra las empresas de transporte gratis a clubs de alterne
* Los chóferes denuncian en el Port Olímpic que este negocio alegal les quita clientes en la parada
El propietario de Alemán Eventos asegura que los coches no son suyos y que solo es «comisionista»
BARCELONA. EL PERIÓDICO. CALOS MÁRQUEZ DANIEL- El turismo ya genera el 16% del PIB de la ciudad, y todo indica que este porcentaje crecerá de manera importante en los próximos años. Eso debería ser una buena noticia para sectores como la restauración, la hostelería y el comercio. También para el taxi, aunque en este caso hay serias reservas ante la presencia de empresas que, según su modo de ver, les roban los clientes con «prácticas ilegales». El viernes por la noche, un centenar de chóferes se concentraron en el Port Olímpic para denunciar la actividad de una de ellas, Alemán Eventos, compañía con varios expedientes sancionadores que ahora ha reorientado el negocio para intentar operar dentro de la legalidad. Solo la presencia de la Guardia Urbana evitó males mayores. Hubo insultos y algún empujón. Si la movilización fue una anécdota, no hay nada que temer. Pero conociendo a este colectivo, azotado por una crisis que se ha llevado un 30% de su facturación, bien haría la Administración competente en poner un poco de orden.
Esta es una de esas incómodas noticias en las que los dos bandos ofrecen versiones completamente contradictorias. Los chóferes acusan a Alemán Eventos de robarles clientes en la misma parada de taxis. De funcionar sin licencia alguna de transporte y sin letrero de servicio público. También les tachan de «proxenetas» porque se dedican al transporte hacia locales de alterne. Hans-Dieter Otto, propietario de la empresa, sostiene que la víctima es él, y que son los taxistas quienes actúan «de manera fraudulenta cobrando más de la cuenta a sus clientes». Asegura ser «un comisionista», alguien que solo se dedica a captar clientes en la zona del Port Olímpic para llevarlos a los cuatro o cinco clubs con los que tiene convenio. Sus empleados, que hablan varios idiomas, ofrecen el servicio y, siempre según Otto, en caso de aceptar, les acompañan al coche.
INTERPRETAR LA LEY
Alemán Eventos ya ha recibido 15 expedientes sancionadores de 1.500 euros cada uno. Según el propietario del negocio, las multas se deben «a una interpretación distinta de la ley sobre el transporte complementario privado». La policía local, en respuesta a un taxista que denunció la situación en mayo, admitía: «Esta situación irregular es difícil de probar y requiere de un seguimiento del vehículo en cuestión hasta el punto de destino y la manifestación positiva del pasaje». Para evitar más dolores de cabeza, Otto vendió los coches a los clubs hace tres meses, de manera que él pasó a ser solo el buscador de clientes. Asegura que ahora los conductores «trabajan directamente para los clubs y no para Alemán Eventos». Parece un tipo hábil. También valiente, al presentarse delante del centenar de taxistas, hasta el punto de obligar a la Urbana a custodiarle y llevárselo del Port Olímpic en un coche patrulla. No sin antes caer al suelo por, presuntamente, una patada propinada por un taxista. «Se ha tirado», gritaban los chóferes.
Luis Berbel, presidente del Sindicato del Taxi de Catalunya, presente en la movilización, lamentó que esta empresa «siga trabajando con total impunidad a pesar de las numerosas denuncias realizadas», y advirtió de que habrá «más protestas» si la dirección general de Transports
«no toma medidas más contundentes contra este tipo de transporte ilegal cada día más frecuente en la ciudad». El Stac, junto con el resto de asociaciones del taxi del área metropolitana, firmaron esta semana un documento contra esta actividad «que irá creciendo en la medida que el problema no sea resuelto definitivamente». Berbel propone importar la normativa de las Baleares, donde la policía puede inmovilizar el vehículo si se prueba que hay una irregularidad en el tipo de transporte que realiza.
«SI ME VES, PÁRAME»
Al margen de Alemán Eventos, el sector del taxi ya ha localizado otras compañías parecidas. Es el caso de Haima Taxis, firma que ofrece «chófer privado para llevar clientes de fiesta a locales con chicas en Barcelona». «Si me ves por la calle, párame y te llevo de fiesta», reza la publicidad del negocio en internet.
La protesta del viernes ofrece varias lecturas. Una, que Barcelona está de moda y todo el mundo quiere sacar tajada del momento. Dos, que el taxi está cabreado y más vale no sacarle de sus casillas. Tres, que la Administración no sabe muy bien cómo regular esta nueva actividad empresarial. Cuatro, que el turismo de alterne tiene un tirón que invita a reflexionar. Y cinco, que los turistas que menudean en el Port Olímpic, según pudo comprobar este diario, son, como se suele decir, lo mejorcito de cada país.