Todos los taxis en Austria serán eléctricos a final de año… y así lo solucionarán
Un apéndice bajo el taxi lo conectará con el punto de recarga, sin salir del coche
Potencias de hasta 100 kW mientras se encuentra detenido en la parada
Solución de recarga “casera”, sin cables
Tanto las autoridades estatales como locales tenían claro que establecer puntos de recarga era una prioridad. Un taxi en ciudad recorre unos 150 a 200 km diarios y siempre debe disponer de suficiente batería como para no afectar a la velocidad o alcance posible en cada carrera. En invierno, por sí sola, la calefacción puede consumir durante una hora en torno al 10 por ciento de la batería: en ocho horas de turno, solo combatir el frío esperando clientes en la parada dejaría tiritando a la batería. Recargar sin demoras durante el turno y de forma cómoda se hace imprescindible.
La solución más innovadora para la recarga en las paradas de taxis es casera, que no artesanal: la han presentado dos empresa austriacas, con sedes en la ciudad donde nació el padre del motor Wankel y en Graz, referencia en el automóvil por empresas como Magna (que igual producía Mercedes G, que Audi TT o Peugeot RCZ, Jaguar i-Pace o Toyota Supra y ahora han virado 180 grados a la electromovilidad) o de AVL, la empresa referente en medición de contaminantes y en estudios de combustión que han aplicado la mayoría de fabricantes de automoción.
Recarga conductiva, mejor que inductiva
El taxista no tiene que bajarse del vehículo. No hay cables. A la recarga no la afecta la lluvia, ni la nieve. La tecnología de la empresa easylink/Keba obliga a transformar el vehículo, como sucede la recarga inductiva, pero no se necesita estacionar de manera milimétrica sobre el punto de recarga para obtener la máxima eficiencia. Lo llaman “Matrix Charging”, y consiste en una placa cuadrada llena de elementos metálicos de contacto. Desde la parte inferior del vehículo, un pedúnculo desciende sobre la placa y cierra el circuito para que se inicie la recarga de la batería.
La clave del sistema son los contactos, que recuerdan los dientes de una lamprea o una anguila, para establecer la conexión. Al descender, con su movimiento giratorio “barre” la superficie y junto al soplado de aire, desalojan posibles objetos que hayan quedado sobre la placa.
Según sus creadores, consiguen una eficiencia en la recarga de un 99 por ciento y pueden proporcionar recargas a 22 kW en alterna o a 50 kW en continua. La potencia puede duplicarse en caso de coches dotados de sistemas eléctricos a 800 voltios, hasta los 100 kW. La placa de recarga soporta un peso de 2.500 kilos y previsiblemente se enterrarán en el asfalto para quedar enrasadas con éste. En este caso, la conexión con el punto de suministro también deberá quedar bajo el firme.
A lo largo del año 2024, algo más un centenar de taxis realizarán pruebas para validar el sistema para eTaxi, por ahora con Ioniq 5 y Volkswagen ID.4. Sus creadores declaran tener un coste muy bajo si se compara con los sistemas inductivos y que su mecanismo de recarga se puede adaptar al 90 por ciento de los modelos eléctricos actuales.