La Generalitat dice ahora que hay que reducir el tráfico dentro de Barcelona
BARCELONA.EL PAIS.FRANCESC ARROYO.- “La menor velocidad en los accesos a Barcelona ayuda a reducir la contaminación, pero lo que de verdad sería efectivo es reducir el tráfico en Gal·la Placídia”. Lo dice Assumpta Farran, directora general de Calidad Ambiental, es decir, la principal responsable del control de esa misma contaminación. “Gal·la Placídia” equivale, en su frase, a “tráfico urbano”, aunque añade de inmediato que el Gobierno catalán no puede decir a los Ayuntamientos lo que deben hacer. “El coche contamina, claro, pero hay que atenerse a los datos de forma seria. Un coche contamina tanto a 120 como a 20 kilómetros por hora. Lo que más afecta a la calidad del aire es arrancar y frenar”, y eso ocurre en los accesos y, sobre todo, en el interior de la ciudad. Entre las medidas para combatir la contaminación, además de reducir el tráfico en las ciudades, Farran señala la electrificación de la zona portuaria donde atracan los grandes cruceros y el combate a los vehículos de gasóleo.
La Generalitat trasladó así la pelota al tejado del Ayuntamiento de Barcelona, que evitó comentar la propuesta. El Consistorio no toma en consideración, por ahora, la posibilidad de restringir el acceso de los vehículos al centro de las ciudades como hacen otras ciudades europeas (Londres, Berlín y Estocolmo). La propuesta del Gobierno catalán choca también con el planteamiento de CiU en el Consistorio, que rechaza una medida de esa magnitud.
Los datos de que dispone el Ejecutivo sobre contaminación son los que sirvieron para elaborar los proyectos para reducirla, es decir, son de 2004. “Pero habría que calibrarlos porque desde entonces han ocurrido cosas relevantes para la contaminación”. Entre lo que ha ocurrido está la ley del Gobierno central que, para combatir la presencia de CO2 (anhídrido carbónico), potenció los motores de gasóleo.”Es verdad que estos motores emiten menos CO2, pero son uno de los principales responsables de las emisiones de partículas”. O sea, de la contaminación que afecta de forma crónica a Barcelona y su área metropolitana, con episodios graves como el que se vive estos días. Hoy, señala Farran, el número de vehículos con motor de gasóleo es mucho más alto que hace unos años, de modo que la emisión de partículas es también mayor.
La velocidad es irrelevante en la emisión de partículas si el motor es de gasolina, pero no si se trata de un motor de gasóleo. En Cataluña hay 3,3 millones de vehículos de motor, de los que un tercio funcionan con gasóleo. En el caso de los camiones, este porcentaje se invierte: 812.590, de los que 693.269 consumen gasóleo. De los 8.671 autobuses, lo utilizan 8.380. “El autobús contribuye mucho a la contaminación urbana, sobre todo porque tiene una velocidad media de 12 kilómetros por hora; es decir, arranca y frena, arranca y frena. Si se consiguiera una velocidad media de 19 kilómetros, los contaminantes se reducirían de forma drástica”.
El Ayuntamiento de Barcelona, por su parte, está tratando de consensuar con los diferentes grupos el Plan de Energía, Cambio Climático y Calidad Ambiental 2011-2020, en el que se incluirán nuevas medidas para el control de la contaminación.
Una de las propuestas es aumentar el número de paradas de taxi, para que los vehículos que no lleven pasaje estén estacionados y no recorran las calles y, en consecuencia, contaminen. Según José María Sánchez, secretario general en Barcelona del Sindicato del Taxi en Cataluña, su gremio viene pidiendo esta medida desde hace años, aunque no por motivos ambientales.
Mayol también buscará que la carga y descarga de mercancías en la ciudad se haga con vehículos eléctricos y se estimule el uso de motos y coches particulares de este tipo.
El plan reemplazará al de la pasada década (2002-2010), cuyo balance técnico no ha sido publicado. El concejal de CiU Joan Puigdollers explicó que su formación prefiere esperar a después de las elecciones para aprobar el plan, pues consideran que es un tema importante que no se puede aprobar en la recta final de una Administración, informa Camilo S. Baquero.
El consejero de Interior de la Generalitat, Felip Puig, afirmó ayer en el Parlament que el Gobierno ha tenido “suerte” al haberse registrado un anticiclón justo antes de que se tuviera que aplicar la eliminación de los 80 por hora en la C-31 y la C-32, informa Àngels Piñol. “Si el anticiclón se hubiera producido después, alguien habría dicho que la contaminación aumentaba por culpa de la supresión de los 80”, dijo Puig, quien defendió que el Gobierno catalán está aplicando lo que decía su programa: la sustitución de una restricción “indiscriminada” por un modelo que aplique el sentido común de la flexibilización de la velocidad. “Yo los entiendo, la gente no, pero yo sí, porque ustedes han estado tres años mordiéndose la lengua, aceptando una imposición por un pacto político que impuso una limitación absurda e indiscriminada”, afirmó.