Carta enviada por el STAC a La Vanguardia
Nadie se pone en la carne del taxista. Ese compañero tuvo que parar de trabajar, limpiar el coche rápidamente y llevarlo a una casa especializada en limpieza interior de vehículos. La cantidad que le pidió el taxista, fue simplemente el precio de la limpieza del coche. Ese hombre, tuvo que olvidarse de trabajar ese día. ¿Quien le paga las horas perdidas? De eso nadie habla. Es muy triste.
Qué pasa, que el taxi es un estercolero. Vomito, y ahí te quedas. Una persona tiene que responsabilizarse de lo que hace. Si uno se encuentra mal, hay que advertirlo al taxista o sí se encuentra mal ya de antemano hay que ir preparado.
Estamos seguros que la usuaria del taxi, tuvo esa indisposición involuntariamente. No nos cabe la menor duda. Todos sufrimos o causamos involuntariamente daños a terceros. Incluso en muchas ocasiones por desconocimiento, pero la involuntariedad o el desconocimiento no nos exime de nuestra responsabilidad civil frente al perjudicado.
Y además, en su artículo, se habla de vulneraciones al reglamento metropolitano. ¿Y el daño que se le ha hecho al taxista? ¿De qué forma se le repara? Eso no está contemplado en ningún sitio.
La Administración debería de prever estas situaciones y, como pasa en otras ciudades europeas, contemplarlas de alguna manera para no dejar desasistidos los taxistas.
Luis Berbel
President
Sindicat del Taxi de Catalunya
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