La parada de Mariano

Objetivo cumplido. Taxis esperando pasaje, el lunes, en la nueva parada de la estación de Sants. (FERRAN NADEU)
Mariano Gutiérrez

* Un taxista consigue, después de tres años de insistencia diaria, que Adif permita colocar un apeadero en el lado de Països Catalans de Sants

 

 

 

BARCELONA. EL PERIÓDICO. C. M. D.- Mariano es un taxista que tiene que pillarte con tiempo. Si te coge, no te va a soltar hasta que te haya contado todo lo que le pasa por la cabeza. Y eso va a requerir de un buen rato. Le va a dar igual que tengas prisa, porque él tiene claro que para perseguir un objetivo, hace falta ser muy pesado. Solo su espalda, algo pachucha por una hernia, ha logrado doblegarle. Su tesón ha conseguido algo que hace un año parecía imposible. La estación de Sants tiene la parada de taxis en Joan Peiró, la plaza que vendría a ser el culo de la terminal. Él dijo que ni hablar, que hacía falta un apeadero en Països Catalans porque esa es la salida natural del edificio. Su idea cristalizó el lunes, con un carril que asoma por el lado del parque de la Espanya Industrial. Pero que nadie se relaje. El chico ve deficiencias, y ya tiene una lista.
Al margen de conseguir más clientes, la nueva parada ha logrado eliminar la piratería. Muchos taxistas furtivos buscaban pasaje en el lado prohibido, lo que había generado más de una pelea. «Ya no tenemos tramposos en Sants, y solo por eso, ya ha valido la pena la batalla», explica Mariano, que es uno de los que se ha acercado al Port Olímpic para denunciar la «competencia desleal» de las empresas comisionistas.
Todo empezó en enero del 2010. Con las obras de la ampliación de Sants detenidas desde el 2008, Mariano no vio razón alguna para vetar al taxi en el lugar que le parecía «más natural». Por eso empezó a picar timbres y enviar cartas. Adif le dijo que la losa de Països Catalans no podía aguantar el peso de los taxis, argumento que este melenudo conductor no se tragó. Insistió. En el Instituto Metropolitano del Taxi (IMT) le apoyaban, pero el operador ferroviario tenía el mando al ser el propietario del entorno de la estación.
Las primeras reuniones solo sirvieron para minar la moral de Adif. Mariano insistía. Recogió más de 2.000 firmas y las dejó en la oficina de atención al cliente. Organizó asambleas, paros, manifestaciones, boicots de la parada de Joan Peiró. Fue un auténtico dolor de muelas para el gigante ferroviario. Al final le dieron la razón, tal y como publicó este diario en febrero del 2012, pero la cosa se enfrió. En julio ocupó la losa de Països Catalans con decenas de taxistas, y dos meses después, la empresa volvió a ceder, con la condición de que el IMT pagara el montante de la obra, como así sucedió.

 

Nuevos retos

En el Port Olímpic triunfa la idea de bautizar el proyecto como «la parada Mariano», pero él, que le gusta tanto hablar como jugar a la humildad, dice que es «la parada de todos». Agradece el trabajo del instituto gestor del taxi, pero ahora se queja de que dentro de Sants «no hay señalización» hacia la nueva zona de espera, de que fuera hay un aparcamiento de motos que les hace casi invisibles y de que hay un bordillo de 20 centímetros que hay que tapar. Se le gira trabajo a Mariano Gutiérrez. Y a Adif. Y al IMT.