El taxi renueva a sus líderes para transformar un gremio que agoniza

* Elecciones en un colectivo en plena crisis de demanda y credibilidad
* La Administración tendrá por fin interlocutores autorizados por el sector tras 12 años de batallas
* Los nuevos representantes negociarán el fin de los suplementos, los turnos y la tarifa para El Prat
BARCELONA. EL PERIODICO. CARLOS MÁRQUEZ DANIEL.- La credibilidad no es algo que pueda prometerse. Es el resultado de un trabajo bien hecho; no fruto de un día, sino de la labor constante por la consecución de un objetivo compartido. En el taxi no abunda un pensamiento colectivo más allá de la voluntad de capear la crisis. Faltan líderes, o los que hay carecen del apoyo mayoritario, o no ven mucho más allá de odios personales, o llevan demasiado tiempo detrás de siglas difusas, o han dejado el volante y se han sentado en un despacho. Ahora, 12 años después de las últimas elecciones, el gremio vuelve a escoger a sus representantes. Y lo hace bajo el paraguas de la Administración, que auspicia la consulta y recibirá a los escogidos como los verdaderos voceros del taxi metropolitano de Barcelona. Encima de la mesa hay importantes reformas, como la supresión de suplementos, la aplicación de una tarifa única para el aeropuerto o la puesta en marcha del sistema de turnos, que debería compensar la oferta y la demanda en tiempos aciagos.
A la crisis de la credibilidad se le une una mucho más palpable, la de la falta de trabajo. Hileras de taxis circulando con el verde, paradas con vehículos en segunda y tercera fila, peleas entre chóferes como nunca había sucedido, eternas esperas en Sants. Las elecciones que se celebran el próximo jueves no vienen con un milagro bajo el brazo, pero sí están llamadas a generar esa confianza que ayude a agilizar las cosas.

TAREAS PENDIENTES

La eliminación de algunos suplementos, por ejemplo. El Instituto Metropolitano del Taxi (IMT), tal y como adelantó este diario en febrero, estudia suprimir el extra nocturno, las maletas o la entrada y salida de la estación de Sants. También quiere establecer un precio fijo para las carreras desde o hacia El Prat para evitar una de las lacras del gremio: las comisiones a los hoteles que luego repercuten en un timo a los clientes, inocentes turistas que se llevan un mal recuerdo de Barcelona y luego lo comentan en sanguinarios blogs de internet.
El IMT ha admitido las candidaturas del Sindicato del Taxi de Catalunya (STAC), la Unión de Taxistas Autónomos Metropolitanos (UTAM), El Grupo de Taxistas Independientes (GTI), la asociación Representativa del Taxista Autónomo (RTA), Taxi Companys, el Gremio Unión de Taxistas (GUT) y la Coordinadora Metropolitana del Taxi de Barcelona (CMT). Quizá les venga a la cabeza el lío que se monta en La vida de Brian entre el Frente Popular de Judea y el Frente Judaico Popular. Resulta que al final son casi lo mismo, pero se llevan a matar. Aquí sucede un poco lo mismo, con un odio que es la raíz de esa crisis de credibilidad. «Han montado su chiringuito y se han olvidado del sector», comentan en una concurrida parada del Eixample. «Han dejado el taxi y ahora solo miran por ellos. Es normal, somos 10.000 pequeñas empresas», comenta un taxista de origen aragonés con 20 años al volante.

PESO SEGÚN EL PORCENTAJE

La consulta tendrá una urna para autónomos y otra para empresarios, aquellos que explotan más de un taxi. Solo si se supera el 10% de los votos se tendrá acceso a la mesa de negociación. Más que escaños con nombre y apellido, lo que está en juego es el peso que se tendrá en las decisiones. Si UTAM, por citar uno, logra el 30% de los votos emitidos, ese será precisamente su poder de veto frente al 70% que conformarán el resto de listas.

El primer asunto que se encontrarán sobre la mesa es la aplicación del sistema de turnos de mañana y tarde, una medida aprobada en referendo hace un par de meses cuyo objetivo es quitar coches de la calle para equilibrar oferta y demanda. Su aplicación a partir de junio es por ahora una incógnita, y podría llegar a replantearse en función del resultado de las elecciones. Más fácil podría resultar el diálogo sobre el fin de algunos suplementos, la lucha contra la piratería en el taxi, la mejora de la formación para futuros chóferes, la tarifa única para El Prat o la colocación de publicidad en el chasis o el techo de los vehículos para lograr algo más de ingresos y sofocar la caída del 30% de la facturación.
El usuario del taxi podría pensar que estas elecciones no van con él y seguramente se equivocaría. En los últimos 12 años, lo único que se ha conseguido es llegar a acuerdo sobre el aumento de la tarifa (la última, del 2,9%). Poco más. Con estos comicios, la Administración tendrá interlocutores válidos para lograr que el taxi sea más competitivo frente a otros medios de transporte público cuyo precio ha escalado hasta límites que rozan el lujo.

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