El “reloj” del taxi, a examen

Protesta de taxistas en Madrid
* Bilbao, Valencia o Madrid ya aplicaron la regulación horaria con diferentes resultados
VIGO. FARO DE VIGO. CARLOS PREGO.- Son la mejor prueba para testar una medida que trae de cabeza al sector del taxi en Vigo. Ciudades como Bilbao, Valencia o Madrid aplican desde hace tiempo –27 años en el caso de la primera, apenas 6 meses en el último– un control horario similar al que la Cooperativa de Taxis de Vigo pretende fijar en la ciudad para reducir el funcionamiento de los vehículos de 24 a 16 horas. El balance es similar en las tres ciudades: reconocen que la medida destruyó empleos pero presumen que ha servido para desahogar un sector marcado a fuego por la crisis y una oferta que desmesura la demanda.
Nada nuevo bajo el sol. El debate que caldea desde hace días las paradas de taxi de la ciudad y que divide al gremio entre favorables y detractores a reducir su jornada en 8 horas –de las 24 actuales a 16– es el eco de otras disputas similares que ya sacudieron o sacuden las calles de Bilbao, Valencia, Madrid o Barcelona. Otras muchas, como Vigo, han lanzado la propuesta sobre la mesa arrastradas por el varapalo de la crisis. En la más veterana, la ciudad del Nervión, los taxímetros están sujetos al control del “reloj” desde 1985. Madrid, entre las más recientes, ve desde el verano de 2011 cómo sus taxis vuelven a cocheras cumplidas las 16 horas de trabajo. En todas el recorte se aprobó en medio de una intensa disputa en el seno de la profesión.
Años o meses después, las asociaciones destacan las virtudes de la medida –mayor cumplimiento de las ordenanzas, mejora de la recaudación, desahogo del sector…– pero se reconoce un precio común: el recorte de empleo. En Madrid se calcula que al cierre de 2012 habrá 500 chóferes menos. Valencia computa desde 2011 otro medio millar. Profesionales de Bilbao estiman que en los últimos 27 años la plantilla de taxistas adelgazó en cerca de 230, aproximadamente el 25% de los que trabajaban en 1985.
El colectivo más afectado por el recorte horario es el de los “asalariados”, chóferes que trabajan contratados por el propietario de la licencia las horas en que éste descansa. Al reducir de 24 a 12 o 16 horas –como se plantea en Vigo y se aprobó con variaciones en Madrid o Valencia– el empleado es el primero en dejar de explotar la licencia. Juan Carlos Varela –vicepresidente de la Asociación Radio Taxi Bilbao– ofrece la mejor perspectiva de ese proceso. Cuando en 1985 su Ayuntamiento redujo de 24 a 12 horas el funcionamiento de cada taxi él era asalariado, ahora es propietario, la única categoría que trabaja el taxi en la urbe vasca. “Aquí no tenemos asalariados; el taxi no puede alimentar a más de una familia”, apunta. En su ciudad –de 350.000 habitantes aproximadamente frente a los 297.000 de Vigo– existen 774 licencias que en 1985 explotaban 1.000 personas. Ahora solo operan 774 conductores.
En Madrid la medida es más flexible y permite ampliar en 2 horas diarias –hasta las 18– el horario de los taxis con un asalariado. Desde la aprobación de la medida se han ido reduciendo las 15.709 licencias que trabajaban en 2011 y el presidente de su su Federación Profesional del Taxi, Mariano Sánchez, calcula que desde el pasado verano han dejado de trabajar 100 empleados y otros 400 lo harán antes de 2013. Valencia, que también permite ampliar en 4 horas diarias (de 12 a 16) el funcionamiento de los taxis con asalariado, tiene 2.836 licencias y un registro de empleados que antes de la medida computaba 900 y en la actualidad ha bajado a 700. “Había muchos en situación ilegal que han desaparecido”, apostilla el secretario de la Federación Sindical del Taxi en Valencia, Luis Monsoriu, quien estima que de los 1.000 que trabajaban con las 24 horas se ha podido bajar a cerca de 480.
Aunque ninguna de las tres asociaciones esconde el efecto de la regulación horaria sobre el empleo –Fernando Ballester, de USCOV Autónomos del Taxi (Valencia) lo equipara a un ERE– todas la valoran de manera positiva. Sánchez apunta que el recorte “optimiza los recursos de quienes trabajan” y que en el caso de Madrid les ha permitido pasar de una caída del 40% en sus ingresos “al freno de las pérdidas”. “Ahora al menos se han congelado” , zanja el responsable de la Federación madrileña. Monsoriu, quien afirma que la regulación ha ampliado los ingresos del colectivo en un 5%, señala que “ha sido un respiro para el sector”. “El balance es bueno”, afirma tras negar que en Valencia haya momentos con falta de taxis en las paradas. “Con la crisis no se da eso”, concluye.
El otro gran argumento esgrimido por los contrarios al control horario –la pérdida de libertad de los autopatronos para organizarse–, tampoco sirve a las asociaciones. En Valencia, por ejemplo, la Generalitat fijó un “turno flexible” que limita la actividad de los taxistas a 12 horas (16 con empleado) pero les concede la posibilidad de distribuirlas como mejor consideren. En Bilbao, con un turno fijo, los chóferes gozan de una parada de una hora y se plantean exigir otra a mayores. “Antes de 1985 no hacías vida familiar, era un crimen; ahora ya no es así”, apunta Varela. La razón de más peso es sin embargo la legal. Ballester recuerda como antes de la medida muchos propietarios contrataban a un asalariado “por 2 o 4 horas para que después trabajase 14″, una situación de abuso que se limita con la nueva normativa. “Si alguien necesita más horas de las que se le permite para sacar rentabilidad está incumpliendo la ley y le quita trabajo a otros”, razona Ballester, quien concluye: “se pierden puestos de trabajo pero la norma pone a cada uno en su sitio”./El Faro de Vigo

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