Chequeo a 3 puntos negros de Barcelona

El cruce entre la calle de Balmes y la Diagonal, uno de los puntos negros de Barcelona. CARLOS MÁRQUEZ
El cruce entre la calle de Balmes y la Diagonal, uno de los puntos negros de Barcelona. CARLOS MÁRQUEZ
  • Las zonas de concentración de accidentes
  • La velocidad de los coches que bajan por Balmes aumenta el riesgo de siniestro en estos cruces
  • La mayoría de peligros nacen tras una maniobra ilegal y la mitad de los implicados son motoristas
  • BARCELONA. EL PERIODICO. CARLOS MÁRQUEZ DANIEL.- Pasar una mañana observando los tres cruces más conflictivos de la ciudad, que el sábado pasado desveló este diario, ayuda a entender un poco más su razón de ser. Estos puntos negros -zonas en las que se producen 10 o más accidentes al año- coinciden en varios factores que arrojan interesantes pistas sobre su condición vital: presentan giros peliagudos y soportan constantes maniobras al margen de la ley.

    PASEO DE GRÀCIA-DIAGONAL

    La plaza de Joan Carles I, la intersección entre Diagonal y paseo de Gràcia, presenció en el 2010 un total de 35 accidentes, ocho más que el año anterior. El tráfico en el entorno del popular llapis es especialmente complicado porque en este punto también confluye la calle de Còrsega y, al no ser propiamente una rotonda, la plaza se convierte en un eje distribuidor que permite circular casi en cualquier dirección. Hay dos puntos en los que el conflicto es constante en cada tiempo semafórico: la confluencia de Diagonal y Còrsega y el punto de unión, en sentido Besòs, de los que van por el carril central de la avenida y los que van por el lateral.
    En el primer caso, una línea continua deja claro que los que van por Còrsega no pueden incorporarse al vial central de la Diagonal. Una moto, dos motos, un todoterreno, una camioneta de reparto…, el trasvase hacia la zona vetada es constante, generando frenazos entre los confiados conductores de la avenida, que, en cambio, sí pueden moverse al lateral. El segundo punto de conflicto se genera cuando los coches particulares -taxi y bus lo tienen permitido- intentan entrar en paseo de Gràcia desde la arteria central avanzando poco a poco, con el intermitente puesto, como si no pasara nada, esperando que los del lateral frenen por clemencia. Un vehículo deportivo casi provoca un choque entre una moto y un taxi. Y una camioneta desata la ira de un conductor de TMB. Las cifras de la Guardia Urbana arrojan luz al asunto: el 37% de los accidentes del 2010 se produjeron por un giro indebido o realizado sin la debida precaución, y el 21% tuvieron como origen la desobediencia ante una señal de tráfico. Además, como sucede en los otros dos cruces, la mitad de los vehículos implicados son motocicletas o ciclomotores.

    BALMES-DIAGONAL

    En la intersección entre Balmes y Diagonal hubo el año pasado 29 accidentes, 12 más que en el 2009. En este cruce, la sensación de angustia es superior a la del cruce anterior. Bajar por Balmes es muy suculento, pero solo el transporte público puede trazar ese giro, tanto desde el vial central en sentido Besòs como desde el lateral contrario. Una vez más, la picaresca llena esta intersección, genera colas y pitos y anula el paso de peatones, lo que provoca constantes discusiones con ciclistas, patinadores o viandantes que ven violentado su espacio.
    La sincronización de los semáforos -cinco segundos de pausa entre el rojo de Balmes y el verde de Diagonal- ayuda a despejar el nudo del cruce, pero no evita que en el lateral del lado mar, por culpa de la incorporación a Balmes, muchos coches se queden cortando el paso. Si a eso se le suma la velocidad con que las motos bajan por esta vía, el resultado es una situación de máximo riesgo que a menudo acaba con un motorista por el suelo. A diferencia del caso anterior, aquí las causas del siniestro están mucho más repartidas, con dominio de la desobediencia ante el semáforo (23%).

    GRAN VIA-BALMES

    El cruce entre Balmes y Gran Via, con 24 accidentes por 21 del año anterior, es el tercer punto con más siniestros. Lo primero que llama la atención es un coche del Institut Català de la Salut aparcado en una esquina en pleno giro para incorporarse a Gran Via. Eso sí, el cartel de servicio oficial lo convierte en vehículo intocable. A diferencia que en la Diagonal, el giro a Balmes desde el lateral de montaña sí está permitido al carecer esta zona de paso de peatones. Los vehículos disponen de un amplio espacio para colocarse sin estorbar la fluidez de la Gran Via. Aun así, el giro indebido o realizado sin precaución copa casi el 30% de los accidentes, seguramente por culpa de los que incorporan a Balmes desde el carril central.
    Unas horas de observación bastan para comprobar que un cruce de complicada gestión, aliñado con velocidad y maniobras tramposas, está predestinado a convertirse en punto negro.

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